¿Porqué es importante qué comemos y cómo lo comemos a la hora de hablar? Tenemos músculos en la cara que ayudan en el proceso de masticar y deglutir el bolo alimenticio (pasar lo que hemos masticado en la boca al estomago), proceso habitual para alimentarlos. Y también nos sirven para realizar diferentes movimientos con los órganos que utilizamos para hablar. Cuando estos músculos funcionan y tienen la fuerza adecuada hacen que tanto el proceso de alimentarnos como el que nos entiendan al hablar vaya mejor.
A grandes rasgos, para que la masticación sea correcta tenemos que:
- Masticar con los dos lados interiores de la boca.
- Los labios tiene que cerrar bien para que el alimento no se escape, sin excesiva tensión.
- Masticar a un ritmo correcto; ni demasiado rápido ni demasiado lento (sino no trituramos bien y provocamos desequilibrios musculares)
Para que traguemos los líquidos y los sólidos tenemos que:
- Los labios tienen que estar juntos sin tensión.
- Los músculos implicados tengan la fuerza suficiente para hacer tragar los alimentos, especialmente sólidos que son los que mayor fuerza requieren.
- La lengua y los labios no presionen los dientes.
Y para ello es importante:
- Alimentarnos correctamente, que la alimentación sea tanto líquida como sólida (no todo pasado, triturado).
(Que el pan de los bocadillos sea del día anterior ayuda a fortalecer los músculos y a masticar más despacio) - Dejar que los músculos realicen su función y/o la mejoren.
- Chupar objetos constantemente (dedo, telas,…).
Los malos hábitos cuando se prolongan en el tiempo van a ser más difíciles de corregir. No hay que olvidar que
no solo son importantes los músculos que utilizamos para alimentarnos y hablar, también compartimos órganos:
lengua, labios, mejillas…
Beatriz Nieto Herráez