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El primer día de trabajo es siempre un compendio de nervios, emociones, despistes…, pero me ví sorprendido por la gran cercanía y acogida que recibí. Tanto Cristina como Raquel (mis compañeras de Fundabem Navaluenga) como Ángel (técnico al que sustituyo) me han recibido con los brazos abiertos, cosa que siempre se agradece y motiva.

Ya en la huerta, en los jardines… en fin, puestos “manos a la obra”, los usuarios se emplean con ilusión en las tareas, y nos coordinamos de manera agradable y distendida. Los trabajos avanzan, a pesar de la climatología cambiante de ésta temporada. Las patatas ya empiezan a desperezarse, y tomates y cebollas esperan su momento.

El “mercadito”, como no puede ser de otra manera, arranca con fuerza ésta temporada, incorporando novedades florales e ilusión.

Como opinión personal, puedo decir que nunca me he sentido tan a gusto en un “trabajo” como éste. Ayudar a las personas es algo innato en mí, y si a ello le sumas el entorno natural en el que nos vemos inmersos, es un verdadero placer como profesional y como persona.

Más que compañeros, tengo nuevos amigos. Los usuarios, más que “discapacitados”, son grandes personas, con una fortaleza increíble y una sinceridad y honestidad que deberíamos tener siempre en mente.

Gracias a todo el equipo Fundabem… seguiremos informando.

Enrique Sánchez

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