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Siempre son buenos días para vender, para reciclar, para buscar clientes y para que se nos vea… y, puesto que creemos en ello, en esta ocasión nuestros productos eran de lo más variopintos, curiosos e interesantes, desde bandejas de alpaca, botellas de vidrio, platos de cerámica antigua, carteras de piel, juegos sin estrenar, copas, juegos de ajedrez… de todo un poco.

Lo que se ha recaudado será invertido para afianzar proyectos en Navaluenga y tenemos tantos… Entre ellas está la actividad deportiva para los chicos a través de profesionales (que se les tiene que remunerar, claro), apertura posible de nuestro piso supervisado ya iniciado y financiado en su momento por La Caixa, que ya finalizó, material imprescindible de informatica. Todo es poco lo que se gane y es posible que sea necesario aunque no suficiente.

Participaron y se implicaron padres de usuarios y eso es muy importante y casi alienta de que se estaban haciendo bien las cosas. La integración siempre debe ser reciproca, o debería. Y seguimos a lo mejor al siguiente que viene vendemos plantas de interior, o al otro, luego flores de crisantemos para noviembre, en mayo las flores de exterior… Al final este intercambio de donaciones y beneficios se convierte casi en un hábito de actividad y forma parte de la vida formativa y pre laboral de nuestro Centro de Navaluenga.

Cristina Pérez

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