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A pesar de las abundancia de las últimas precipitaciones, no debemos olvidarnos de que el agua es un bien escaso y de la importancia de su uso, buscando siempre la mayor eficiencia del riego.

Desde el momento en que diseñamos un jardín debemos contemplar varias zonas en función de las necesidades hídricas de las diferentes especies. Debemos elegir especies autóctonas, siempre tendrán menores exigencias hídricas, van a estar mucho más adaptadas a las peculiaridades de nuestro clima y nos van a dar muchos menos problemas fitosanitarios, por lo que su coste de mantenimiento también será menor.

Elegir la hora de riego también nos puede suponer un ahorro considerable, en horas de máxima insolación las pérdidas por evaporación son importantes. Lo mejor es regar bien al amanecer o bien al anochecer. Instalar un sistema de riego automático puede facilitarnos mucho esta tarea. Tener un sistema automatizado de riego nos permite elegir tanto la hora como la duración del mismo. Hay que vigilar la programación para adaptar la climatología a las necesidades del jardín.

El uso de acolchados también es muy recomendable para evitar evaporaciones, se trata de cubrir la tierra con diferentes tipos de materiales. Estos materiales pueden ser tanto de origen mineral (canto rodado, gravas de colores, láminas de pizarra), reutilizados (triturados de gomas de neumáticos, materiales de construcción), o de origen vegetal (corteza de pino, pajas, piñas). Estos materiales nos permiten crear una capa protectora sobre la tierra que evitará que está se caliente y así frenará las pérdidas de agua por evaporación, además también en las épocas frías estos materiales protegen de las bajas temperaturas, evitando también las nascencia de hierbas adventicias.

El aporte de abonos orgánicos (mantillo, humus de lombriz) nos va a mejorar la estructura del suelo y va a favorecer la capacidad de retención de agua, siendo este tipo de abonado más aconsejable que el mineral.

En las zonas de pradera, es muy aconsejable los escarificados. Se trata de eliminar toda la capa de césped muerta que se queda en la superficie evitando que tanto la luz como el agua penetren bien. Puede hacerse a mano con una escoba metálica, o un rastrillo de puntas finas, tendremos que barrer con ahínco para eliminar todos estos restos vegetales secos. Hay máquinas especiales que realizan esta tarea, los escarificadores que realizan una función muy importante para mantener un césped en buenas condiciones.

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